LA BIOGRAFÍA DE LA SEMANA

Nuestra Biografía tiene como invitado especial al creador de un género llamado "madre del son", como lo es el Changüí, nacido a fines del siglo XIX, y que se compone de marímbula, bongó, tres y güiro. 

En la década del 50, el homenajeado de esta semana arribó a La Habana y allí tuvo que lidiar con las grandes charangas del momento, con poco éxito. Pero en la década siguiente, y gracias a la innovación que permitió el surgimiento de ritmos como el cha cha chá o la pachanga, logra ese tan anhelado éxito, y de paso, dándole nuevos aires al son tradicional.

A pesar de su trágica muerte, ocurrida hace 14 años, su legado quedó impregnado entre todos los coleccionistas y melómanos barranquilleros, colombianos y latinos de muy buen oído.

ELIO REVÉ
Precursor del Changüí


Cortesía de Conexión Cubana.net
Titulación y Edición de BARRANQUILLA ES SALSA

Elio Revé Matos es conocido como el padre del changüí, aunque este ritmo existía unas cuantas décadas antes de su nacimiento, ocurrido en Guantánamo (como el changüí), pero el 23 de junio de 1930. A los 17 años, ya era percusionista y su especialidad, la paila o timbal, instrumento base de la charanga francesa, típica formación danzonera del siglo XX.

Como todos los músicos con ambición de triunfar, se traslada a La Habana, donde funda su orquesta, entre 1955 y 1956, con formato charanguero y, aunque su éxito no fue arrollador, toca (luego existe) en una década en la que proliferaban y convivían las grandes charangas francesas cubanas: Aragón, Arcaño, Sublime, Neno González y un largo y espectacular etcétera.

Este tipo de formación -la más antigua de nuestra música que aún pervive- contenía en su origen flauta, violín, piano, contrabajo, paila y güiro y fue resultado de la evolución de la orquesta típica del siglo XIX, compuesta sobre todo por instrumentos de viento. Ambas fueron la ejecutoras indiscutibles del danzón.

Ha sido, también, la formación orquestal cubana que ha demostrado una mayor capacidad de adaptación y flexibilidad y ha permitido sonidos tan distintos como el de Arcaño, la Aragón o los Van Van. Aunque el violín y la flauta parecieran ser su sonido distintivo, es la modesta paila la que caracteriza a la charanga, y ello por varios motivos. Este instrumento, precisamente el de Elio Revé, es el único tambor cubano percutido por palos que ha trascendido la localidad y el tiempo. Es también el único que no procede de la tradición africana, sino de la europea. Derivado del tímpani y, tal vez, del redoblante, recuerda todavía los toques del pasodoble español, aunque, por supuesto, con ritmos de origen africano.

La charanga original de Revé todavía no utilizaba el changüí como ritmo base, el cual parece adoptar a comienzos de los 60, como consecuencia de la fiebre de innovación que se desata en la década anterior y que permite fenómenos tan diferentes como el cha cha chá, la pachanga o el mozambique. En todo caso, la afirmación según la cual la música de la charanga de Revé es ritmo changüí hay que tomarla con pinzas. El changüí, como todos los formatos que dan origen al son, era un sonsonete reiterativo y monótono que no hubiera impresionado a los sofisticados oídos de los consumidores de música popular, habituados a más de un siglo de constante evolución y enriquecimiento. Basta escuchar Juaniquita, del propio Revé, para descubrir sonidos que ya estaban en la flauta de Arcaño y en el piano de Lilí Martínez; o Con el diablillo, de Gerardo Portillo Scull, donde el son montuno de toda la vida es bastante obvio. Como ha sido hábito en nuestra música, también Revé incluía guiños o alusiones a piezas famosas, ritmos conocidos e, incluso, a características de cantantes como Benny Moré. En Changüí morena, de José Latel Badán, es evidente, por ejemplo, el sonido característico de la Aragón, tanto en el comienzo como en la utilización de una flauta que nunca deja de recordarnos a la de Richard Egües. O en Pulmerón, de Revé, donde el cantante emite un eeeh típico del Benny.

Después de más de una década de existencia, la Orquesta Revé logra su hora de gloria, en 1967, con la adquisición de Juan Formell, uno de los mejores compositores, arreglistas y directores que ha dado Cuba. Y esa es la diferencia que hay entre un músico eficiente (Revé) y un gran músico (Formell). Lo que había sido una charanga interesante se convierte en una verdadera máquina de renovar el son, capaz de integrar lo más reciente de la música anglosajona a nuestros sabores. La fiesta duró sólo dos años. En 1969, Formell funda los Van Van y se lleva con él su originalidad y talento.

A partir de entonces y hasta la muerte de Revé (ocurrida en un accidente automovilístico, el 24 de julio de 1997) la orquesta vuelve a ser lo que había sido: una buena charanga dedicada a hacer son.

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