LA BIOGRAFÍA DE LA SEMANA

Mario Álvarez Cora, su nombre de pila, fue una de las personalidades más importantes de  la  historia sonora de Puerto Rico, destacándose como trompetista, percusionista y cantante. 


La Orquesta de Tito Rodríguez, representó su primera gran oportunidad musical. A finales de los años 50, el Combo de Rafael Cortijo se convirtió en su nueva casa hasta 1969, cuando fundó junto al exintegrante de El Gran Combo y compañero en Cortijo y su Combo, Roberto Roena, el Apollo Sound.


Su carrera en la música, también incluyó colaboraciones como corista en diferentes agrupaciones, entre ellas, la Orquesta Tierra Negra de Roberto Angleró.


MARIO CORA

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Nacido en Arroyo, el 17 de octubre de 1926, su carrera artística inició desde sus primeros años de niñez, cuando comenzó a tomar clases de música con el profesor Duclet, quien años más tarde lo ingresó a la Banda Escolar del municipio. 

Luego, siendo apenas un adolescente, se integró al grupo de Lucas Texidor, en el que permaneció por un año y del que salió a formar parte de la orquesta mayagüezana de William Manzano, en 1944. 

Empero, su carrera musical se curtió en la ciudad de Nueva York, adonde se fue a vivir en 1945, motivado con encontrar "mejores oportunidades" para realizarse como instrumentista. Estableció su residencia en el condado de Brooklyn y, según narra su hijo, allí creció musicalmente. 

Durante sus primeros años en el entorno neoyorquino, trabajó con el colectivo del pianista Johnny Concord, del que salió para ingresar al Sexteto Puerto Rico, dirigido por Toñito Ferrer. 

Durante los años siguientes también colaboró con las orquestas de Marcelino Guerra, Arsenio Rodríguez, Machito y Mario Bauzá. Con este último cultivó una sincera amistad. Sin embargo, el recuerdo más memorable de su historia está grabado en los años en que perteneció a la poderosa orquesta de Tito Rodríguez, justo en la época del mambo que deleitaba las noches del Palladium. 

En esa agrupación, además de tocar la trompeta, el artista cantó, y aunque muy poca gente lo recuerda, Mario Cora fue el bolerista por excelencia de la orquesta de Tito Rodríguez. 

"Mucha gente no sabe que él (Mario Cora) era quien siempre cantaba los boleros en la banda de Tito (Rodríguez) porque en aquellos años Tito sólo interpretaba los mambos, las guarachas… los ritmos bailables. Pero allí estaba Mario, con una melodiosa voz que a Tito le encantaba", aseguró el cantante Nacho Sanabria, quien compartió muchas escenas artísticas junto al fenecido trompetista. 

Su participación en la big band de Tito Rodríguez transcurrió hasta 1958, cuando fue reclutado por el maestro Rafael Cortijo para integrar su combo. En este cónclave musical –el más grande de nuestra historia moderna–, Mario Cora realizó una labor espléndida y su musicalidad enriqueció el grupo hasta 1969, cuando partió a fundar el Apollo Sound de Roberto Roena y donde permaneció por 15 años. 

En el ínterin, también colaboró con las orquestas de Moncho Usera, Mario Román y con la banda que amenizaba las presentaciones televisivas de Myrta Silva. 

Ante todo, el artista –que gozó de un talento único y quien consignó entre sus trabajos vocales la interpretación de las melodías "Amor En Bancarrota" y "Una Mañana" junto al Apollo Sound–, es recordado por sus allegados como un hombre noble, afable y de señorial 
caballerosidad.


El veterano trompetista, falleció de un infarto el jueves 1ero de septiembre del año 2005, a las 9:30 de la mañana, a los 78 años de edad. 



Al momento de su deceso, el destacado músico sufría de Alzheimer y se encontraba recluido en un hospital en la ciudad de Bloomfield, en Connecticut, donde residía hace más de una década, según informó su hijo Mickey Cora.

"Era una persona muy buena y súper responsable. Un tremendo músico, de los mejores que hemos tenido en el país. Pero más que nada fue mi hermano, siempre estuvo ahí conmigo", expresó Roberto Roena. 

Antes de partir a vivir a Connecticut, compartió escena junto a su hijo Mickey Cora en la Orquesta Cábala. Éste, abatido por la pena de la partida de su progenitor, confiesa recordarlo "como un caballero y un amigo que me enseñó disciplina y el orgullo de ser músico".

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