LA BIOGRAFÍA DE LA SEMANA

Hijo de mexicanos (su padre es de Jalisco y su madre de Nuevo León), es el menor de once hijos y quinto varón. De formación autodidacta, es considerado como uno de los más grandes percusionistas de Jazz latino o Latin Jazz. Creció en Norwalk, California iniciándose en la música desde niño tocando guitarra, flauta, batería y timbales. Posteriormente se interesó por el canto hasta descubrir su verdadera pasión, que son las congas.

Además de su obra en solitario, Sánchez ha interpretado con artistas y grupos como Cal Tjader, Mongo Santamaría y Hugh Masekela, entre otros.

A continuación, la semblanza del que es hoy considerado como uno de los cinco grandes percusionistas en los Estados Unidos.

PONCHO SÁNCHEZ

Resumen de Agencias

Titulación y Edición de BARRANQUILLA ES SALSA

Ildefonso Sánchez, conocido artísticamente como Poncho Sánchez, nació el 30 de octubre de 1951 en Laredo, Texas, Estados Unidos. Se distingue su sonido jazzistico por la excelsa convinación de ritmos Afro-Cubanos y el Jazz, aparte de que usa una palabra muy singular en el, que lo distingue a los demás "Vaya Que Sabroso!


El hogar de la familia Sánchez en Laredo, Texas, era un hogar musical. Los tres hijos mayores de un matrimonio mexicano radicado allá no hacían más que bailar Mambo. La fiebre estaba de moda y ellas ponían la radio a todo volumen, para no dejar dormir a nadie, ni a sus vecinos, ni a sus padres, ni a su hermano menor que se tenía que ir a acostar temprano y aguantarse el zapateado de ellos sobre el piso de madera de la sala.

El pequeño Ildefonso acabó contagiándose por la música. Comenzó a coleccionarla, a escucharla con atención y a tratar de tocar, por su propia cuenta y riesgo, la guitarra, la flauta y más tarde los instrumentos de percusión. Pero para entonces los Sánchez ya vivían en Los Angeles y la moda del Mambo había sido relevada por la de la Pachanga. Ahora lo que tocaba Ildefonso era otra cosa y en otro ambiente.

Cuando cumplió 15 años decidió convertirse en músico. No había estudiado nada de gramática musical y ni siquiera era un buen alumno en la escuela. Comenzó a cantar Soul, influenciado por James Brown; se metió en los terrenos de la música del Caribe, luego de admirar a Mongo Santamaría; y tocó Jazz porque esa era la música que hacía su ídolo, Cal Tjader.

Una noche, un hombre llamado Ernie se acercó a la tarima donde Ildefonso, a quien ya llamaban Poncho, había acabado de tocar. -Oye, tú tocas muy bien, le dijo. ¿Qué haces tocando en este lugar? Ernie se refería a un modesto night club de la ciudad donde Poncho lideraba como conguero un pequeño conjunto que hacía toda clase de música. La charla terminó en que se verían otra vez en otro lugar.

Ese lugar era el Concerts By The Sea, un club de Jazz ubicado en el número 30 de la Avenida Pier de Hermosa Beach en California. Y el músico que vio charlando con Ernie era el mismísimo Cal Tjader, pero no era la única sorpresa. Hablaban de él y cuando Ernie lo vio, le dijo a Tjader: "Mira, Cal, ese es él". La oferta de trabajar a su lado siguió a la presentación formal, ante lo que Poncho sólo atinó a decir: -Estoy muy orgulloso de ésto, yo colecciono todos sus discos.

El vibrafonista Tjader, de orígen sueco, y el conguero Sánchez, de raíces mexicanas, iniciaron a partir de allí una relación musical encaminado a la conformación de un género, que aún hoy en día es fuente de debate: el Latin Jazz. Juntos seguirían una senda que antes habían trazado los grupos de George Shearing, de Machito, Tito Puente y José Curbelo. Siete años estuvo Poncho con él hasta que Tjader murió.

La muerte de Tjader en Manila, Filipinas en 1982, dejó al Jazz y a la música latina en Estados Unidos huérfana de un líder que manejara el viejo espíritu de compenetración entre los norteamericanos y los caribeños. Para Poncho fue el inicio de un drama que, marcado por la depresión, no le permitió volver a la música hasta dos años después, y eso debido al consejo de sus amigos que le decían: "Él no habría querido verte así".

Poncho Sánchez ya había grabado dos discos como solista, lo cual, sumado al prestigio que le otorgó obtener un Premio Grammy con la banda de Tjader en 1980, le permitió firmar un contrato con la casa disquera Concord, dentro de la división latina llamada Picante. Poncho grabó entonces el album Sonando y desde ese trabajo en los estudios United-Western de Hollywood, ha grabado un disco cada año hasta completar 14 en toda su carrera.

Ese mismo Poncho Sánchez, que hoy es una luminaria del Jazz Latino en todo el continente, estuvo como una ráfaga en Colombia hace tres años presentándose en el marco del VI Festival de Jazz del Teatro Libre. De aquí seguía para darle la vuelta al mundo como tantas otras veces lo ha hecho. "Me gusta mucho viajar, afirma. Y claro, me gusta cocinar, por eso estoy así de gordo".

De uno con ochenta de estatura, de barba muy poblada y un cabello incipiente que tapa con cachuchas marca Canguro, y con la complexión de un levantador de pesas, Poncho muestra sus manos grandes y callosas de tanto tocar las tres congas que usualmente toca. "Mi estilo requiere de mucha fuerza. No soy rápido como Giovanni Hidalgo, pero si tengo la mano pesada y en eso radica mi sonido seco, así: ¡Pah!".

Ese sonido lo aprendió de Mongo Santamaría con quien piensa grabar su próximo disco en homenaje a Cal Tjader. Cuando Poncho observó, hace varios años, a Mongo, se dijo: -Yo quiero tocar así, y de hecho es hoy en día su continuador más vigoroso. Por eso a su hijo mayor lo llamó Monguito y por eso también, la fábrica de instrumentos de percusión Gon Bops permitió que él mismo diseñara el modelo de congas Poncho Sánchez, más alto y ancho que el tradicional cubano.

Poncho ha admirado siempre el sonido de los cincuentas y sesentas, tanto en la música del Caribe como en el Jazz. Por eso basa su estilo en esa época, la misma que representa el apogeo de la Orquesta Aragón, de Tito Rodríguez, de Miles Davis y del Blue Note Sound. "Me gusta la sofisticación del Jazz, dice, pero también el sabor y el rítmo latino que es inigualable. Ese es en el fondo lo que yo hago y la base del Jazz Latino".

Como heredero de una situación social difícil como es la de los chicanos en Estados Unidos, el trabajo de Poncho es particularmente llamativo, pues bien se sabe que hacer arte en esa comunidad equivale a alcanzar la cima peleando con uñas y dientes. "Hay cosas muy malas en este mundo y la juventud necesita mucha ayuda, por eso yo hablo con frecuencia en colegios y dicto talleres sobre rítmo y percusión".

Lo curioso es que este profesor que no pronuncia muy bien el español y que tiende a soltar algunos dichos mexicanos, no sabe leer partitura. Su formación ha sido autodidacta y allí radica el peculiar sabor de su música, manifestado en temas exitosos como "Tin Tin Deo", "Papa Gato", "Baila Mi Gente" o "Bien Sabroso", con el que obtuvo una nominación al Premio Grammy Latino en 1985.

"¿Yo una leyenda?... ¡Pos si!", dice con cierta humildad al recordar que durante toda su vida no ha hecho otra cosa que trabajar con leyendas de la música y que él es ahora su heredero. "Yo nunca pensé en eso. Simplemente me siento contento con lo que hago, con viajar, con cocinar, con salir a pescar en mi barquito, pero por ahora lo único que quiero es tocar con mi grupo".

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