La salsa de ahora no tiene identidad, dice Papo Lucca


En una atmósfera de alegría, goce y sabor salsero, se realizó en días pasados en las instalaciones del diario EL HERALDO el conversatorio con los duros de la Sonora Ponceña, de Puerto Rico.

Enrique Arsenio Papo Lucca, director, pianista y arreglista; Edwin Caneca Rosas y Darvel García, cantantes, llegaron puntuales a la cita y encontraron una cofradía de amantes de la salsa que nunca pasa de moda, con el editor Ernesto McCausland armonizando los acordes del concierto de preguntas que tuvo al comienzo una nota muy fresca con la presencia de Taliana Vargas, la exseñorita Colombia, quien se declaró salsera integral.

Al pedirles que describieran el momento actual de la salsa, los tres fueron enfáticos en afirmar que poco a poco se va llegando a los niveles que este género tuvo en las décadas del sesenta y setenta, gracias a que los jóvenes han redescubierto el ritmo y a los intérpretes más connotados, lo cual está permitiendo recuperar los espacios invadidos por el merengue y el reguetón.

Pero con los nuevos cantantes está ocurriendo algo que es dañino —dijo Papo— y es que el excesivo afán comercial de las disqueras interviene desde el inicio de las producciones y, por ejemplo, a los compositores prácticamente les ordenan qué tipo de canciones deben escribir; a los arreglistas les imponen el estilo y por eso todos suenan igual. Ya no hay identidad.

A los cantantes no los dejan ser como ellos quisieran. Y cuando esta música se hace en laboratorio no tiene el mismo sabor de la salsa de esquina, del bembé callejero, como la hacemos nosotros y otras agrupaciones.

Afortunadamente, en países como Colombia la salsa ocupa lugares de privilegio y eso hay que agradecérselo a ustedes por la gran contribución que hacen para el resurgir salsero, rescatando grandes cantantes que habían perdido vigencia y aquí se les ha brindado la oportunidad de volver a los primeros lugares.

Al cierre de esta amena charla, el popular Tico Salsa puso la nota más cordial entregándoles a los invitados una placa de reconocimiento a su labor a lo largo de cincuenta y ocho años.

Entradas populares